Fecha: 17 julio, 2018
Los problemas de convivencia se vienen sucediendo desde las pasadas navidades, cuando el inquilino del número 10 de esta calle comenzó a “amontonar muebles, basura y otros enseres”, a lo que se suman continuas discusiones y amenazas al vecindario
A primeros de diciembre del 2017 fue cuando el calvario se apoderó de los rellanos en la Calle Esla, en concreto en las comunidades de propietarios número 8, 10 y 12 a consecuencia de un vecino “problemático”, según la mayoría de los vecinos.
“Al principio todo empezó con la llegada de grupos jóvenes al piso, ubicado en el 4º piso del portal 10”, confirma a Laguna al Día un vecino de la misma planta. “Los continuos problemas se fueron incrementando con este propietario”, que anteriormente vivía con su madre, “una excelente vecina”, como apuntan, pero que actualmente se encuentra en una residencia. “La comunidad está con miedo, ya que las amenazas son continuas, y prueba de ello es que del balcón ha colgado una soga para atemorizar a la vecina que tiene enfrente de su puerta, diciéndole que es para ella”, señala.
Los continuos problemas han llevado a todos los vecinos a unirse para tratar de acabar con este problema con cerca de una veintena de denuncias a la Guardia Civil y la Policía Local. “Necesita tratamiento. Pedimos que venga un psiquiatra, que confirme como está, ya que, como nos comentó hace un tiempo, tuvo ya problemas de este tipo en el pasado”. Por esta razón los vecinos han tomado en varias ocasiones la calle reclamando una solución.
Hace unos días, los bomberos tuvieron que acudir al inmueble ante la llamada de un vecino que vio salir humo de la casa. “Nos amenaza con que va a quemar el edificio. Tiene acumulada mucha basura y muebles que dice vender, pero realmente es un problema. Deja los grifos abiertos, y los vecinos del tercero y el segundo tienen sus techos completamente llenos de humedades. Tenemos miedo de que haga cualquier otra cosa aún más grave”, señalan.
Laguna al Día ha estado presente en la vivienda del propio individuo, que no se encontraba presente, pero sí su compañero de piso, un hombre de mediana edad. “Tiene síndrome de Diógenes”, señalaba en alusión al propietario, cuyas iniciales son J.LT. “Él dice que quiere vender muebles que va cogiendo de la calle, pero se encuentran todos apilados”, afirma. El inquilino de este propietario confirma a este medio que está “tratando de cambiar de piso, porque esta situación es insostenible. Yo llevo desde marzo viviendo con él, ya que le conocía a través de su hermano, al que conocí en prisión, donde era compañero mío”, apunta.
La situación de insalubridad es tal que el hedor al abrir la puerta se hace insoportable para los vecinos, a lo que se suma la acumulación de diferentes enseres, el parqué levantado e insectos que impiden unas condiciones mínimas para poder vivir.
Desde el Ayuntamiento de Laguna de Duero, el alcalde, Román Rodríguez, confirma estar “al tanto de todo lo que está aconteciendo. Hemos visitado al inquilino junto con la Guardia Civil, Policía Local y los Servicios Sociales para buscar una solución a los vecinos el pasado jueves. Los servicios sociales están siguiendo con el protocolo establecido”.
El primer edil apunta que “se ha establecido un contacto con el coronel de la Guardia Civil de Valladolid, y este mismo martes he hablado con el sargento del puesto de Laguna de Duero para que se haga un seguimiento del caso”. “Me preocupa porque yo mismo he visto la casa, y comparto el sentimiento de los vecinos”, afirma el alcalde.
Punto de venta de droga
Algunos vecinos han señalado incluso cómo “durante un periodo de tiempo el inmueble ha funcionado como punto de venta de droga para jóvenes”. La situación obligó al vecindario a colocar cámaras en todos los pisos, en la puerta del ascensor y en la entrada del edificio. Además apuntan cómo fueron robados extintores, felpudos y otra serie de mobiliario de la propia comunidad.
La desesperación se ha instalado en el vecindario, que ven como “las fuerzas de seguridad y la la justicia no están haciendo todo lo que deberían para paliar esta situación”. Además la preocupación es tal, que el miedo a que pase algo “más grave” está latente, ya que el susodicho “ha amenazado de muerte a algunos vecinos, incluso mencionando la idea de quemar el edificio con alguno de ellos dentro”.