Fecha: 2 abril, 2017
Sergio Garrote ha sido uno de los pocos estudiantes de todo el país que ha obtenido, a través de una beca Amancio Ortega, la oportunidad de estudiar un año en Canadá, donde vive con una familia de acogida
Tras desarrollar sus estudios en el IES María Moliner, Sergio Garrote encontró una oportunidad única al obtener una de las 420 becas Amancio Ortega que se entregan cada año. Gracias a su esfuerzo está formándose, durante el actual curso, en la región canadiense de Alberta, una experiencia que sin duda le abrirá muchas puertas a su regreso.
¿Cómo decidiste presentarte a estas becas?
En el instituto nos informaron de este programa y no me lo pensé a la hora de probar suerte. Se presentó muchísima gente y no esperaba conseguirlo. Hasta que no cogí el avión con destino a Toronto no me di realmente cuenta de que me iba de verdad.
¿Cómo han sido estos meses de adaptación?
Al principio ha sido difícil. Que nadie piense que esto es un camino de rosas: llegas a un sitio nuevo viviendo con gente prácticamente desconocida, empezando de cero y con la barrera del idioma…pero de eso va esta aventura, de salir de la zona de confort y aceptar que tienes que abrirte a todo y a todos. Por suerte, mi familia de acogida es increible, no puedo estar mejor con ellos.
¿Cómo es tu día a día en Camrose?
Ya estoy acostumbrado a la rutina: se levantan y se acuestan antes, y la comida más importante del día la hacen a las 17:00. El precio de todo es elevado, aunque también tienen mejores salarios y mejor calidad de vida en general. También son súperpatriotas. Es muy distinto pero si algo he aprendido es que no hay que comparar las cosas ni verlas desde el punto de vista de la sociedad española, sino estar dispuesto a entender sus costumbres y hábitos.
¿Hay mucha diferencia en cuanto a los estudios?
La jornada escolar es mucho más larga y las clases duran hora y media. Hay una amplia selección de asignaturas dirigidas al acceso al mundo laboral: talleres de peluquería, mecánica, construcción, teatro, música…la ventaja es que, estudiando en inglés, mejoras el nivel y la pronunciación casi sin quererlo.
¿Qué es lo que más echas de menos estando allí?
Sin duda la familia -aunque suelo comunicarme mucho con ellos- y la comida, aunque tengo la suerte de que mi familia cocina bastante bien. De Laguna echo en falta los amigos y el calor del verano, ir a las piscinas… Aquí, con 30 grados bajo cero no puedes ni salir de casa en ocasiones.
¿Cómo te planteas tu futuro a tu regreso?
Terminaré bachillerato en Laguna, y como soy más bien de ciencias tengo decidido meterme por la rama de ingeniería, posiblemente mecánica. Aún tengo que pensarlo bien.
¿Qué le dirías al resto de estudiantes para animarles a optar por alguna de estas becas?
Les diría que es una oportunidad increíble para vivir una experiencia inolvidable. Al principio esto cuesta, pero después se te devuelve todo multiplicado por diez. Hay muchas cosas que haces todos los años y las seguirás haciendo el resto de tu vida. ¿Por qué no sacrificar todo para vivir algo único por un año?
¿Qué ventajas estás obteniendo a nivel personal con esta experiencia?
Aquí no solo aprendes y mejoras tu inglés. También te formas como persona independiente, tienes que llevar a cabo tu día a día tú solo. Aprendes a respetar a todas las personas independientemente de su país o cultura, y además conoces lugares increíbles.