Fecha: 27 febrero, 2019

Sería bonito empezar con un cuento. Un cuento como cuando éramos niños y las cosas eran tan diferentes a cómo son ahora: Una mañana soleada, la oruga se apartó, se dedicó tiempo y trabajó mucho, y la próxima vez que la vimos se había convertido en una bella mariposa.

La oruga se dio cuenta de la capacidad de transformación, del poder que reside en su interior y que, con esfuerzo y dedicación, podría llegar a conseguir sus sueños. Así, dejó de caminar para empezar a volar… alcanzando la tranquilidad y aunando fuerzas para respirar el cariño, ese cariño tan importante que queremos transmitir a nuestros seres queridos, en especial a nuestros hijos.

En un tiempo tan cambiante y donde las cosas suceden a una gran velocidad necesitamos un punto de sostén, una forma de sentirnos arropados y entendidos. Sin poder olvidarnos de las alas, esas alas que nos proporcionará el lenguaje. Donde la palabra juega un papel principal y nos ayudará a tener un recorrido de largo alcance durante toda nuestra vida, permitiéndonos andar y transitar junto a las vidas de las demás personas.

Por ello, a través de la psicología…

Podemos trabajar con los niños y cada miembro de la familia para poder buscar la mejor solución a sus dificultades, a sus miedos e inseguridades, a creer en ellos mismos y poder entender algunas conductas que hacen o hacemos y, al contrario de beneficiarnos, nos perjudican. A creer, sobre todo, en la capacidad de transformación y superación.
Seguramente todo el mundo tiene problemas, y posiblemente la principal diferencia consiste en la decisión de querer resolverlos.

Además, a través de la logopedia…

Puede que, como padre o madre, se lo hayas oído a alguien o puede que te lo hayan dicho a ti. ‘Retraso madurativo’, ‘tiene lengua de trapo’, ‘no te preocupes, ya hablará’, ‘come muy mal’, ‘no juega con los niños’, ‘no para quieto’… Y es bastante probable que no sepas muy bien qué hacer, qué te están queriendo decir o si lo que te dicen es grave, es normal… o necesitas dar algún paso más.

Los padres, generalmente, estamos perdidos en muchos aspectos, pero sin duda aquellos que hacen referencia a cuestiones del desarrollo asustan más. Existen unos síntomas que nos indican claramente cuándo acudir al logopeda, según la edad en que aparezcan. Algunos son las dificultades en la comunicación o en las relaciones sociales, problemas en la conducta y el aprendizaje o con la alimentación, masticación y respiración.

En caso de que no se detecten a tiempo, las consecuencias a largo plazo pueden ser negativas y provocar una evolución desfavorable. Por ello, lo más importante es conseguir un diagnóstico precoz que permita tomar las medidas adecuadas en cada caso. En definitiva, el logopeda es el profesional sanitario encargado de determinar si conviene esperar y darle al niño un poco más de tiempo o si, por el contrario, una intervención temprana puede favorecer su desarrollo posterior.

Y siempre que se acuda a estos profesionales, psicólogos y logopedas, se debe comprobar si se trata de profesionales colegiados, ya que son los que mejor nos pueden ayudar a afrontar estos problemas. Nuestro centro cuenta con un registro sanitario y todos nuestros profesionales están colegiados. No lo dudes, estamos aquí para ayudarte.