Fecha: 4 septiembre, 2014
Creada en 1968, llegó a los 450 inscritos y es ya un referente del desfile de peñas
De todas las peñas antiguas del municipio hay una que ha labrado su camino ganándose la fama por sus dos puntos fuertes: su laboriosa dedicación año tras año a las carrozas y su aportación gastronómica a los laguneros. Hablamos de La Capa, otra de las gigantes que, nacida en 1968, ha marcado la vida de dos generaciones y cuyos veteranos aún se mantienen en forma preparando las patronales.
Llegaron a ser cerca de 450 sus integrantes, y es que todos aquellos jóvenes vieron crecer a sus hijos con la pañoleta roja, hasta que al crecer estos fueron emancipándose a sus propias peñas de nueva creación. Según Hilario García, su presidente, hoy día apenas cuentan con niños. La crisis y la edad han hecho que muchos se retiren de las fiestas, pero los veteranos más animados, como Honorato Gil y Alberto Formellida, siguen al pie del cañón.
Sus carrozas llegaron a ser la pesadilla del resto de peñas, que veían cómo año tras año los primeros premios iban a las manos de La Capa. En su elaboración todos se implican y trabajan, aunque han de reconocer que el ‘cerebro’ de todas sus creaciones es el escultor Lorenzo Duque, miembro de la peña. Desde La Capa son comprensivos con la situación de crisis, pero reivindican que se potencien los premios del concurso de carrozas para hacer de esta tradición un atractivo mayor para Laguna.
Según ellos, “las retribuciones actuales sirven, en el mejor de los casos, para amortizar lo gastado en la carroza, y las cifras no invitan a la competición”. Eso sí, valoran positivamente que el planteamiento del concurso sea temático. En el plano gastronómico La Capa cuenta con la buena mano en la cocina de Jesús Martín, muy conocido por sus guisos del día de las peñas y sus desmesuradas tortillas del día de la vieja. Como si del ‘chef’ oficial se tratase, Martín pone firmes a todos los peñistas para que las fiestas sigan sabiendo igual que hace cuarenta años.