Fecha: 26 diciembre, 2019

Poli Velasco es adiestrador de distintas aves de presa, las cuales son utilizadas para expulsar a las palomas de ciertos espacios evitando los daños que estas ocasionan

Las molestias ocasionadas por las plagas de palomas conducen a plantear alternativas inusuales. Si bien el uso de aves rapaces no es algo novedoso -El gran Félix Rodríguez de la Fuente fue pionero, en su momento, en trabajar con halcones para ahuyentar de otras aves los aeropuertos- sí que garantizan una alternativa limpia y efectiva. Con este planteamiento, el lagunero Poli Velasco ha comenzado a trabajar, hace ya dos meses, para el Real Valladolid, expulsando con sus águilas Harris a las palomas o las urracas, que en muchos casos producen serios daños en el césped o las gradas del estadio.

La cetrería es un oficio que ha estado presente en la vida de Poli en su entorno más cercano, una afición que ha aprendido de la mano de los mejores cetreros de la región y que ha retomado con los años. “Esto es un modo de vida, como entrenador tienes que adaptarte en todo momento a las necesidades de cada ave”, apunta Velasco, quien cuida de numerosos ejemplares de rapaces tanto diurnos como nocturnos. Entre las joyas que cría se encuentran varios buhos reales, cárabos lapones o comunes, y entre sus ‘compañeros’ de fatiga se enumeran tanto azores como halcones o águilas Harris. Este es el caso de ‘Gretel’, una hembra que ha hecho suyo el dominio aéreo del estadio José Zorrilla.

“Todo funciona a base al trabajo y a insistir e insistir, hasta que el resto de aves asimile que el territorio pertenece a una rapaz”, apunta Velasco, quien acude de lunes a viernes al estadio a soltar al vuelo a sus águilas. “Muchas veces solo se aprecian los resultados finales, pero lo más importante es la preparación y el entrenamiento que todo esto conlleva”, aclara. En este sentido, el proceso comienza desde el inicio de la vida de cada ejemplar. Desde un principio, estos deben criarse con sus progenitores al menos los primeros 70 u 80 días a fin de coger la impronta y naturaleza de las aves rapaces, puesto que de otra manera tratarían de imponer su jerarquía sobre su adiestrador, interpretando que animal y humano son miembros de la misma especie.

Al entrenarlos a partir de ese plazo se consigue fomentar una relación de autoridad que desemboca en una disciplina necesaria a la hora de entrenar y conseguir buenos resultados. En el caso del José Zorrilla, estos ya se pueden apreciar tras unas semanas, aunque “hay que continuar trabajando para que este avance permanezca”. En concreto, a través de la presencia de las rapaces se está evitando que el resto de aves generen suciedad a través de sus excrementos, que son fuente de diversas enfermedades -hasta cuarenta, siendo esta especie portadora de medio centenar de ectoparásitos externos- e incluso capaces de corroer las butacas, repisas e instalaciones, así como el propio césped del campo, principal escaparate del estadio cuando se trata del deporte rey, y en concreto de la primera división de fútbol.

Lo cierto es que el problema ocasionado por las plagas de palomas es un asunto que ha cobrado gran relevancia en los últimos años en muchas ciudades, convirtiéndose en tema de actualidad. Poco a poco va normalizándose este tipo de soluciones, dando protagonismo a estas aves rapaces que tradicionalmente se han utilizado únicamente para la caza. En Castilla y León la cetrería es, sin embargo, un oficio poco común, al contrario que puede ocurrir en otras comunidades como Andalucía, donde siempre ha existido más afición. Con la profesionalidad por bandera y garantizando todos los cuidados y controles que exige la legislación, Poli Velasco continuará trabajando en adelante, codo con codo, con sus rapaces.