Fallece Librado Rogado, uno de los más veteranos representantes del folclore de Laguna

El maestro dulzainero ha muerto a los 94 años, tras toda una vida dedicada en cuerpo y alma a difundir la música castellana de raíz a lo largo y ancho del país

Laguna de Duero ha perdido a uno de sus folcloristas predilectos y veteranos. A sus 94 años, el dulzainero Librado Rogado, vinculado durante décadas al municipio, ha fallecido en el Centro de Mayores El Mirador, en Tudela de Duero, donde residía desde hacía algunos años, afectado por la enfermedad de Parkinson. Aunque era natural de Campo de Peñaranda (Salamanca), Rogado había vivido en Laguna desde la mitad de los años setenta, y fue un icono en el nacimiento de la escuela de dulzaina en la localidad.

Desde los doce años, este lagunero de adopción ya empezó a dominar la dulzaina gracias al interés de su padre por este instrumento, y con solo diecinueve ingresó como militar, tocando en su Banda de Música. Después de su paso por Llanes, comenzó una andadura en la que tocó con distintos grupos de danzas de Valladolid, y se convirtió además en director de la Escuela Municipal de Dulzaina de Laguna durante los años 80. En el municipio, asimismo, trabajó en la factoría FASA-Renault. Como instrumentista -abarcó otros instrumentos como el saxo o el piano- se dedicaba a rescatar piezas y a ponerlas en valor, sumergiéndose en otros géneros más allá de los más puramente tradicionales.

Rogado trabajó mano a mano con folcloristas como Juan José Garcillán o Joaquín Díaz, y con los integrantes de El Abrojo, la Bazanca, Candeal, llevando su pasión por toda la comunidad y gran parte del país. Se convirtió en todo un virtuoso de la música de raíz de Castilla y León, la cuál, además, defendía fervientemente, señalando que «es una pena que la gente no conozca ni valore no nuestro y sí lo de fuera». Tras toda una vida dedicando su pasión a esta rama de la música, sus instrumentos, junto con los de su padre, permanecerán como parte de su legado en Urueña, en la Fundación Joaquín Díaz, poniendo en valor todo el trabajo, mérito y dedicación que el lagunero quiso transmitir a las generaciones venideras.