Fecha: 16 julio, 2018

Desde su llegada a la bodega ‘Pago de Carraovejas’, la recientemente galardonada Silvia Téllez ha acumulado diversos logros en cuanto a calidad y gestión ética

A pesar de que al licenciarse en Químicas -en el año 2011- aún no sabía a qué campo dedicarse, si algo tiene claro hoy la lagunera Silvia Téllez es que el mundo vitivinícola es su pasión, y la Responsabilidad Social Corporativa, su nuevo reto. Tras ser galardonada, el pasado mes de mayo, en los V Premios al Mejor Directivo de Castilla y León, la responsable de calidad de la bodega ‘Pago de Carraovejas’ nos revela el secreto de su éxito profesional.

¿Cómo fueron tus comienzos en este sector?

En un principio no tenía claro si decantarme por el sector farmacéutico o enológico, pero vi que este ofrecía más posibilidades, y además es un campo que engancha: nunca dejas de aprender y, sobre todo, la ventaja que tiene es que en muchas ocasiones el trabajo se acaba convirtiendo en ocio. En el día a día siempre es más fácil acabar hablando de vino y gastronomía que de fármacos… ¡y más divertido!

¿Cómo fue tu proyección dentro de la empresa tras tu llegada, en 2013, como becaria?

Llegué en un momento de mucho trabajo. Solo me preocupaba que la vendimia saliese lo mejor posible, no pensé en la posibilidad de poder tener un cargo de tanta responsabilidad y menos tan pronto. Antes de entrar en la bodega, hice unos cursos sobre varios sistemas de gestión. En 2013 la familia Ruiz Aragoneses (propietarios de Pago de Carraovejas) adquirió la bodega de Segovia, Ossian Vides y Vinos, y el antiguo responsable de calidad de Pago de Carraovejas se trasladó a trabajar allí. Al finalizar la vendimia, el director de la bodega me propuso asumir el cargo de Responsable de Calidad y tuve claro que era una gran oportunidad que no podía dejar pasar porque la empresa me encantaba.

¿Cómo fue tu proceso de formación dentro de la bodega?

Mi conocimiento sobre el vino en un princípio era básico, y para poder gestionar sistemas de calidad era necesario conocer todos los procesos. Por ello hice un módulo de viticultura de un año en Aranda de Duero. Estudiaba mientras trabajaba y fue muy interesante para mi trabajo diario. Por otro lado tuve mucha suerte, la dirección de la bodega siempre apostó mucho por mí y me aportaba recursos para formarme en temas relacionados con todas las certificaciones que hemos ido consiguiendo a lo largo de estos cuatro años.

¿En qué consisten estas certificaciones?

Desde que asumí el cargo, la bodega ha obtenido diversos certificados de calidad, Medio Ambiente -anualmente calculamos las toneladas de CO2 que emitimos con el objetivo de reducirlas-, responsabilidad social -tenemos el certificado EFR, de empresa familiarmente responsable debido a las políticas de conciliación familiar- y hemos logrado la Q de Calidad de Turismo industrial. También implantamos un sistema de análisis de riesgos, mientras que tras la apertura del restaurante Ambivium obtuvimos la Q de Calidad de Restauración.

Fuera de la bodega, estoy en la junta directiva de Visión Responsable, una asociación regional que trabajan en la difusión y formación de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Es un tema que me parece muy interesante ya que cada vez es más necesario que las empresas lo incorporen a su estrategia empresarial y tiene una gran capacidad de desarrollo y prestigio internacional.

¿Cuál es vuestra dinámica a la hora de trabajar?

Yo creo que la clave está en creer en lo que haces. Es decir, no enfocarnos simplemente en pasar las auditorias para conseguir las certificaciones sino en conseguir una filosofía de trabajo diario y concienciación de todos los empleados. Esta filosofía implica que todos ellos participen en la mejora continua para que nuestros productos y servicios estén siempre a la altura de las expectativas.

¿Qué ha supuesto este premio para ti y tu equipo?

La verdad es que no me lo esperaba porque en Castilla y León hay muy buenas empresas y trabajan muy bien en el campo de la calidad, así que desde que me lo dijeron estoy muy contenta y no paro de recibir felicitaciones. Para mí no es un éxito particular sino de todo mi equipo, de la empresa. Como decía, es muy necesaria la implicación de los empleados y para mí la mayor satisfacción es ver que el trabajo de mis compañeros ha sido reconocido con este premio.

¿Es este un ejemplo de que las castellanas y leonesas tienen su espacio y oportunidad dentro de la directiva de las empresas?

Yo he tenido la suerte de que en mi vida laboral nunca me he sentido discriminada por ser mujer. Concretamente, en Pago de Carraovejas la participación de la mujer en el comité de dirección es muy alta. Además, trabajamos bajo una política que nos permite perfectamente conciliar nuestra vida laboral y personal (para todos los empleados) por lo que todos los puestos son ocupados por las capacidades profesionales de los candidatos y no por su sexo. Pienso que, en general, las empresas, cada vez con más necesidad y más rápido, acabarán implantado políticas de este tipo porque el talento no entiende de sexo, pero sí se puede perder por necesidades personales y familiares.

¿Qué objetivos profesionales te planteas a corto y medio plazo? ¿Ha tenido este galardón un efecto motivador?

La motivación nunca falta, pero sí que es verdad que he visto a mis compañeros muy orgullosos de este premio y con ganas de más, así que tengo que aprovechar el gran equipo al que pertenezco y está motivación para que consigamos más reconocimientos a nivel de empresa.En cuanto a objetivos individuales, me gustaría trabajar más en el ámbito de la RSC y sobretodo seguir aprendiendo y mejorando mis conocimientos en el sector vitivinícola que tanto me apasiona.