Fecha: 6 junio, 2018

Cansado del falso mito de la peligrosidad de su mascota, el lagunero Mario Ruiz ha sentado un precedente demostrando que su perro puede prestar ayuda terapéutica

A menudo bajo la etiqueta de ‘perro potencialmente peligroso’ se esconde un estigma social, alimentado por los medios de comunicación, que invita a cruzarse de acera cuando identificamos ciertos rasgos en una mascota que nos ponen en alerta. Sin embargo, cada animal es un mundo, y en casos como el de Ares, estaríamos evitando un encontronazo con uno de los perros de terapia más sociales y mejor preparados del país.

Bajo su imponente apariencia, este rottweiler es el primero en España en haber obtenido el título de terapia, una titulación muy difícil de conseguir que le capacita para ayudar a colectivos de personas con discapacidad o ciertos tipos de autismo. Sin embargo, en su caso es complicado que pueda hacerlo, ya que sobre su raza pesan unas restricciones legales y unos prejuicios que en diversos casos le han excluido de poder hacer su trabajo.

Ares llego a manos de su compañero de vida lagunero, Mario Ruiz, hace ya cuatro años, cuando fue adoptado por este. “En principio lo acogí por unos días, lo acababan de operar y quería darle las mejores condiciones”, afirma Ruiz, quien siempre ha sentido debilidad por los canes.

La llegada de Ares ayudó a su otra mascota a superar sus miedos, y pronto vio en él unas aptitudes sociales que le animaron a demostrar que pese a su raza “no solo no es peligroso, sino que además era excepcionalmente cariñoso con quienes tiene a su alrededor”. “En seguida ganó afinidad con una chica con Síndrome de Down, y siempre se acercaba a quien estaba más triste”, afirma Ruiz, quien decidió presentarlo al examen de perro de terapia tras leer un artículo de una psicóloga alemana que usaba rottweilers para sus tratamientos.

El camino no fue fácil. Tuvo que apuntarse al curso de técnico de terapia asistida con perros y presentarse a la prueba en el Centro Canino Terapéutico Lincoln, de Madrid. Allí, en un espacio dirigido por la canadiense Peggy Gilbert, superó todas las pruebas obteniendo una nota de 43 puntos sobre 45. Tal y como afirma Ruiz, en las pruebas fueron especialmente exigentes con Ares al tratarse de un rottweiler, ya que van dirigidas a descartar comportamientos agresivos. “Es necesario crear un vínculo, si eres una persona más no te hace caso. En su caso su evolución ha sido muy natural y ha venido con su carácter”, señala Ruiz.

Restricciones y prejuicios

Según afirma Mario Ruiz, “tener un perro mal denominado potencialmente peligroso conlleva muchas restricciones, tener que sacar un seguro, sacar licencias, llevarlo siempre con correa a menos de dos metros, un bozal y directamente que la policía te identifique y la gente a veces te mire mal por la calle”. En el caso de Ares, desde que obtuvo su titulación en agosto de 2016 se topó con un vacío legal que no le permitía salir de esta situación. “La ley no excluye pero tampoco incluye a los perros potencialmente peligrosos de ser perros de terapia, lo cual los eximiría de todas sus restricciones”, señala Ruiz, quien considera que “es muy chocante que un perro de terapia deba ir con bozal, cuando ha superado tantas pruebas de aptitud con nota”, y que “existen muchas incongruencias”.

En cuanto a la normativa de los Perros Potencialmente Peligrosos, Ruiz señala que España “hizo un copia y pega de otras leyes europeas que hoy ya están derogadas, pues estas catalogan razas enteras y no individuos”. “Prueba de ello es que el pastor alemán lleva ocho muertes en España, mientras que el rottweiler tiene dos casos”, señala. Por todo ello, diversas asociaciones tratan de luchar para eliminar este tipo de restricciones. En el caso de Ruiz, de hecho, ha tratado de ponerse en contacto con el Ministerio de Agricultura para saber cómo actuar ante esta situación, hasta en dos ocasiones, sin obtener respuesta.

“Creo que mi situación ha sentado un precedente que no interesa que exista”, señala Ruiz, quien avanza que son ya numerosas las personas con Perros Potencialmente Peligrosos que se han presentado a las pruebas de perro de terapia, aún sin éxito. Ruiz ha ofrecido, sin ánimo de lucro, los servicios de Ares en centros o asociaciones con personas con necesidades, e incluso le ha propuesto al Ayuntamiento de Valladolid colaborar en charlas o visitas de forma gratuita. “Me gustaría hacer algo profesional para sacar partido a su titulación, tengo una herramienta para ayudar a las personas que no me dejan utilizar”, lamenta Mario Ruiz.