Fecha: 6 septiembre, 2018
El ganador del concurso del cartel de fiestas es, a su vez, un muralista que, bajo el nombre de ‘Purple Paint’, ha impulsado numerosos proyectos artísticos colectivos en el municipio.
Su nombre está de reciente actualidad tras convertirse en ganador del concurso del cartel de fiestas, aunque lo cierto es que este mérito es solo la punta del iceberg que esconde tras de sí la obra de ‘Purple Paint’, alias artístico de Alejandro Valero, un muralista lagunero que ha ido ganando peso por las numerosas iniciativas artísticas que ha trasladado a no pocas paredes de nuestro municipio.
“No me lo esperaba en absoluto, ha sido una auténtica sorpresa”, declaraba Valero al conocer que, tras presentarse por séptima ocasión al certamen de las patronales, su trabajo convencía al jurado gracias a una poderosa combinación de todos los elementos representativos de las fiestas. “Siempre intento presentar distintas propuestas, cambiando de estilo en cuanto a técnicas para profundizar en mi desarrollo artístico”, afirma el muralista, quien considera que la competencia en este concurso está servida, “con mucha gente y muy buena”.
Lo cierto es que esta composición innovadora es el reflejo de un trabajo que Valero lleva potenciando desde hace años, siempre de manera autodidácta. “Desde que tenía dieciséis años empecé a interesarme por el grafiti y el arte urbano, aunque ha sido hace cuatro años cuando he empezado a desarrollar estas inquietudes plenamente”, señala el muralista, quien se dedica, además, a la docencia como profesor de inglés. Tal y como reconoce, su trabajo como educador le genera reflexiones que después plasma en las paredes, como es el caso del último mural que está desarrollando en el depósito y que espera tener finalizado al acabar el verano.
“Se trata de expresar mi concepción del mundo, con una dualidad de la realidad: la imagen que el individuo proyecta de sí mismo en redes sociales y lo que es en realidad. Hoy en día hay niños de doce años que construyen su identidad en base a las nuevas tecnologías…”, apunta Valero, quien siempre añade un tono reivindicativo a sus trabajos. Posiblemente en esta obra encontremos detalles ocultos, y es que el muralista considera que “consumimos todo de una manera rapidísima, no le dedicamos ni un minuto a una obra de arte”, de modo que, a través del detalle, pretende romper esquemas y captar la atención de su público.
Aunque entre los referentes de los que ha bebido están grandes artistas como Dr. Hofmann, Aryz o Okuda, Valero ha tratado siempre de reorientar estas influencias, probando técnicas, hasta llegar a su nivel actual. “No me identifico en absoluto con el arte urbano”, señala, rotundo, considerando que “el grafiti debe ser ilegal como concepto, y dar sentido al lugar donde se crea, de ninguna manera puede ser hecho por encargo”.
En este sentido, Valero cree que el arte urbano está viviendo un ‘boom’ que, “como todos, acabará explotanto dentro de cuatro o cinco años”. “Hoy en día todo es efímero, y los buenos están haciendo mucho dinero, pero ya veremos cuánto dura”. Frente a este concepto de negocio, Valero busca seguir transformando espacios públicos en obras de arte, tal y como ha hecho en numerosos colegios y edificios públicos de Laguna de Duero, en ocasiones de manera colectiva y participativa, generando además comunidad.”
Llegado a este punto el muralista cree que Laguna “podría mejorar estéticamente muchos de sus espacios, tal y como se hace en otros municipios”. Valero ha sido testigo de ello colaborando en festivales en plazas como La Bañeza, Sanchonuño o el barrio madrileño de Malasaña. Por el momento, y además de las paredes que le cede el Consistorio, estaría encantado de que cualquier vecino le ceda espacios para poder expresarse. Aunque Internet es una buena herramienta para darse a conocer, Valero cree que “en ocasiones es un arma de doble filo”.
Al hablar de retos de futuro, el muralista cree que “aunque sea difícil, todo esto podría desembocar en algo profesional”. “Sería un lujo para mí viajar por el mundo creando mis obras, aunque hay mucha gente detrás de este objetivo”. Por el momento, Valero quiere “crecer más, llegar a más gente y mover sus trabajos por España, aunque sea sin pensar en el dinero”. “En ningún caso dejaría mi carrera como profesor, puesto que es mi verdadera vocación y las tendencias en el arte no tienen una vida duradera”, concluye.